Insolente, pero de divertida arrogancia,
sentada en el sofá, con pies descalzos,
libro en mano, despeinada y sin maquillar.
Con una taza de café y música de fondo.
Muchos vicios y escasas virtudes.
De amores cínicos, tristes, realistas,
románticos y de lágrimas dulces.
Desde mi adoración adolescente,
en la barra de aquel bar,
te veo cuál altar de la noche.
No hay falsas promesas,
solo una reina sin trono.
Y pagamos un alto precio por ello.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario