miércoles, 1 de febrero de 2017

La rubia amada

La conocí hace varios años, cuando trabajaba de vendedor, yo tenía 19, había salido del colegio y quería ganar dinero para salir de vacaciones. Ella tenía 38 años o algo así, usaba silla de ruedas. Había perdido las piernas en un accidente automovilístico junto a su marido. usaba prótesis. En realidad nunca le pregunté si tenia hijos, solo sabía que era viuda y vivía con su mamá en un departamento.

Éramos colegas, Yo era el nuevo y ella estaba a cargo de mi capacitación para enseñarme a no cagarla.

Conversando un día en la oficina, la invité a almorzar, ella aceptó y fuimos a comer juntos.

De ahí cambio todo. Ya no éramos compañeros de trabajo, nos hicimos amigos y confidentes.

Salíamos a beber después de la oficina, he inhalamos coca en el baño de discapacitados el día de su cumpleaños. nos besamos. fue inevitable. Después de eso todo cambió, era distinta a todas las mujeres. Hicimos el amor. Me excitaba besar sus cicatrices y jugar con su silla de ruedas dentro de la pieza del motel, fumábamos hierba y escuchábamos música para tirar.

Tuvimos una relación de amor y trabajo.

Un día lunes, me despidieron, junto a varias personas más, por reducción de presupuesto.

Nunca más la volví a ver.

Nunca olvidaré a esa mujer, su silla de ruedas y el olor de su perfume.

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